viernes, 16 de mayo de 2008

Detrás de la fachada de la Romería del Rocío. Difunde su dolor


LA CRUZ DE LA ROMERÍA DEL ROCÍO
Recientemente ha terminado la Romería del Rocío una de las más importantes que se celebran en España. Pero como toda fiesta o tradición arraigada cuenta con sus defensores y detractores, sus pro y sus contra, aunque una inmensa mayoría nos la pinten color de rosa. Esta andanza de corte religioso se remonta sobre 1250 durante el reinado de Alfonso X el sabio, tras la reconquista islámica. Este rey era muy aficionado y devoto de las vírgenes, y allá adonde al buen hombre se le antojaba levantaba un santuario. Durante el peregrinaje de este año han muerto 23 caballos según el Plan Romero coordinado por la Consejería de Gobernación. Pero no ha sido una irregularidad puntual ni mucho menos, ocurre todos los años, el pasado fueron 18. La información que se ofrece desde Seprona: Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, casi todos los caballos muertos por agotamiento y otras formas de maltrato. Según explica Seprona y son palabras textuales: “Se mueren porque el que va arriba (el jinete) es más burro que el de abajo.” La mayoría de estos caballos no están preparados ya que se pasan todo el año en una cuadra, sin entrenamiento; y de ahí, son sometidos a un ejercicio brutal durante una semana sin ningún tipo de cuidado, sin darles de comer cuando toca, sin hidratarlos, y sin bajarse de ellos durante horas añade Seprona. Muchos de estos caballos suelen ser alquilados y al dueño le sale más rentable que se muera. El seguro de retirar los cadáveres sólo cuesta 3 €. Además los agentes apuntan que han pillado a individuos apaleando a los caballos. La Ley andaluza de Protección Animal, en vigor desde 2003 tipifica como infracción muy grave el abandono o maltrato del animal si se le causa invalidez o muerte, pero hay quienes se salta la norma a la torera aunque las multas oscilan entre 2000 y los 30.000 €. Y lo grave es que a veces los propios veterinarios determinan que la causa de muerte del animal es consecuencia de un cólico, es decir, una muerte natural. Pero el cólico se ha producido porque le han dado demasiada comida bajo un sol infernal, sin descanso y con el jinete arriba. Una asociación protectora de animales vienen año tras año denunciando estas situaciones. Y ustedes dirán y a santo de que viene este a largarnos la película de los caballos que se mueren en el Rocío. Me explico: Yo estoy totalmente convencido, y como se suele decir pondría la mano en el fuego, que entre los miles y miles de feligreses que en peregrinación recorren el camino del Rocío hallaríamos antitaurinos y esto ya sería “el acabose”. Cada vez son más las voces que se alzan en contra de las corridas de toros, aunque afortunadamente la báscula todavía está muy desequilibrada, y entre los taurinos y antitaurinos dista un abismo. Pero aquellos grupos que se manifiestan en cualquier medio, en los aledaños de las plazas de toros, e incluso algunos osan el saltar el ruedo, también podían tener la osadía y valentía de revelarse a grito pelado o encadenarse a la puertas de la ermita de la Virgen del Rocío. Pero como la Romería del Rocío es un acto o manifestación multitudinario, litúrgico y religioso, en la que mucha gente cree, y en la cual expresan el fervor y veneración que sienten por una imagen valga recordar que hasta el propio Papa Juan Pablo II la visitó, como alguien bien dijo: “con la Iglesia hemos topado”. Podrían suprimir las corridas de toros, pero la espectacularidad de esta Romería continuaría brillando aunque los caballos se siguieran muriendo. Aquellas voces que se alzaran serían desdeñadas. Ni la propia Virgen estaría al quite de los animales. “Hay gente tan hipócrita que solo ve la paja en el ojo ajeno, y nunca la viga en el suyo propio”.Esto es lo que le ocurre a muchos grupos, sectores, y asociaciones que tan mala prensa divulgan sobre los toros. Los medios de comunicación nos muestran imágenes de la majestuosidad de esta fiesta, pero no se hacen eco si se produce maltrato hacia los animales y al respecto pasan de puntillas. Todo lo contrario a los toros, ya que sólo revelan lo nefasto. Pero hoy día gracias a la tecnología todo se sabe, hasta lo que otros tratan de ocultar. Seamos imparciales y si censuramos que sea ecuánimemente. Dice un viejo refrán: “O todos moros o todos cristianos”. Rafael Hernández
http://www.eltorrenti.com/editoriales/200805/20080516-001.htm

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