viernes, 8 de mayo de 2009

Un toro muere alanceado cada año Por Ricardo Muñoz y José Julio Ortega




Maltrato Animal: Un Crimen Legal


En el albor del siglo XXI, cuando la Humanidad estampa sus ojos en el Universo, y asume el vuelo de la distancia como plataforma de un hecho trascendental, nos amenazan desde el hueco del pasado, porque la lumbre del futuro oscurece la inteligencia de algunos hombres que insisten en vivir sin luz. Si el Príncipe de los Ingenios resucitase y acudiese a la Universidad Europea Miguel de Cervantes, sin duda que repetiría sus intentos de fuga, pero no para librarse del cautiverio, sino para huir despavorido de la estupidez en rótulo de CULTURA y verse encadenado a "LA NECESIDAD DEL RITO EN LA SOCIEDAD MODERNA".


En las charlas de este Centro Privado de Valladolid, nos avisan que sin ritos nos ahogaremos en las siniestras tinieblas de la ignorancia más destructora. Y, a modo de ejemplo, se proyectó el documental "Rito de acero", en el que nosotros, pobres náufragos, hallaremos la salvación, por medio de la tradición sangrienta, brutal y sádica que es el Toro Alanceado o Toro de la Vega de Tordesillas. El responsable de abrir la caja de los secretos, donde la impiedad asume el rango de acción sublime, fue el Catedrático de Ética D. Miguel Ángel Quintana (dos nombres vinculados al arte, con un apellido asociado a la fiebre intermitente. ¿Casualidad o anuncio?). Este profesor, vehículo transmisor de conocimientos morales a sus discípulos, es el que con su juicio de valores establece lo "bueno" o lo "malo". Él cree que la demostración de tortura animal, que aún perdura en este País a pesar del ancestral repudio por su carga de crueldad y cobardía, la sanguinaria cacería conocida por "El Toro Alanceado" o "El Toro de la Vega" es una tradición a conservar. Sin observar que es un asesinato al que dio apoyo la Ley del Patrimonio Histórico y vía libre las subvenciones institucionales. Ahora resulta que la desgracia del toro, víctima de la pasión cruenta, se torna un emblema, digno, necesario, educativo, y merecedor de ser ensalzado en una Universidad (para todos los efectos, templo de la sabiduría). A fin de darle denominación de CULTURA (palabra que le suena bien a la gente) y un halo de categoría académica y así alejarlo de la bestialidad humana, el "lancero principal" estuvo custodiado de otras lanzas, como Dña. Rosa Arranz, Decana de la Facultad de Comunicación, D. Carlos Belloso, Decano de la de Económicas y el Profesor de Farmacología D. Luis Martín. Este último, que a su vez ostenta el dudoso honor de ser torneante en tamaña irracionalidad sangrienta, partidario de la lanza y de perseguir al toro incansablemente, de acorralarlo y ensartársela las veces que haga falta hasta matarlo, tuvo la osadía de afirmar que el documental "Rito de acero" "respira sosiego y paz". El sosiego de la muerte para el toro, y la dulce paz para el señor Martín, que seguirá viviendo convencido de su moral y enaltecedora docencia.


¿Una cacería dónde un toro indefenso es perseguido por docenas de "deportistas" a pie y a caballo, armados con afiladas lanzas con punta de metal, que acosan al animal atemorizado, que se desangra a cada paso, doliéndose por las heridas y el cansancio, cargando sobre sus patas la agonía que recorta la huida, es fríamente acorralado, y entre los estertores preludio del fin, y los resonantes mugidos pidiendo compasión, es salvajemente mutilado cuando le cortan los testículos (estando vivo), y que luego el ganador exhibirá clavados en lo alto de su alabarda, es cultura?.. Mas, la reunión llegó a su apogeo con la participación de un hombre ajeno a la Universidad, pero de gran influencia por pertenecer al Patronato del Toro de La Vega, D. José Ramón Muelas (¿A D. José Ramón le gustará lancear toros para llenarse las muelas?). El Patronato, una especie de secta siniestra, consagrada a la conservación de tal carnicería, además de organizar anualmente el "torneo" en Tordesillas, cuenta con su colegio de lanceros - un tétrico lugar donde instruyen sobre el método de torturar al animal -, y con sus defensores sobre el terreno, que impiden a cualquier forastero filmar o fotografiar los momentos finales de este repugnante crimen. Incluso en diversas ocasiones se han atrevido a romper las cámaras, llegando a las agresiones físicas. De hecho son los mismos que tienen atemorizados a los ciudadanos de la Localidad que están en contra de la vergonzosa tradición, y no se atreven a manifestarlo por miedo a represalias. Es importante destacar que Patronato es una designación otorgada por la Iglesia pía y benéfica, que proclama el "¡no matarás!" y aconseja "poner la otra mejilla". Este hombre alcanzó una especie de paroxismo esquizoide en su exaltación del Toro Alanceado, ya que llegó a afirmar que el Toro de la Vega "satisface las necesidades superiores particulares y colectivas propuestas por Maslow (destacó por sus estudios de una "psicología humanista") - a las que llamó "subconscienciales" - y que al no poder ser satisfechas por los bienes materiales, se obtienen mediante la praxis ceremonial particular de cada modelo cultural...". No Señores, al transcribir lo que antecede, no estamos bajo los efectos de ninguna sustancia estupefaciente. Esa serie de desatinos fueron expresados por el Sr. Muelas a fin de hacernos entender la dualidad del hecho: 1º) el reproductor de vídeo, la minipimer o la cervecita en una terraza al caer la tarde, alimentan el "yo" material. 2º) contemplar o mejor participar en el lanceado de un toro y ser testigos de su terror y de sus estertores, constituye un sustento para el "yo" de las necesidades espirituales. El 1º baja nuestras necesidades materiales, y el 2º sube nuestras necesidades espirituales. Con tanto subir y bajar y el yo repetido, ¿nos estaba describiendo al yo-yo?. Si ya lo dijo Sócrates: "Habla para que yo te vea". Estas declaraciones al señor Muelas, lejos de producirle una hernia mental, le agudizaron el cinismo al punto de definir el concepto de "ceremonia" según el materialismo filosófico, aquel que explica la "sustancia espiritual" (materialismo y espiritual, algo no encaja) como "sustancia viviente incorpórea"; claro, olvidó añadir que el toro sí tiene cuerpo y sistema nervioso, que siente el dolor y es la víctima tangible de las "espiritualidades" de él y de sus compañeros de torneo. Cerrando su participación, aseguró que el Toro de la Vega es el paradigma de ceremonia; ahí le damos la razón, es el ejemplo nítido de la brutalidad más visceral, emparentada con los abyectos instintos, esculpida con sangre inocente y que la Administración, con los ojos clavados en las próximas elecciones, nos quiere vender como acto solemne y enriquecedor.


Resumiendo, tenemos a un Catedrático de Ética destacando que la crueldad con animales debe ser llevada a su grado sumo al ser un hecho útil e indispensable; a una Decana de la Facultad de Comunicación, que enarbola el blasón de la costumbre ante la conveniencia de preservarla, pues enseña a nuestros hijos que torturar a seres vivos es lícito; a un profesor de Farmacología que nos ilustra sobre la eficacia de los medicamentos para prevenir o atajar enfermedades y así paliar sufrimientos, y a la vez esgrime la pica que causa terribles heridas, y llevará al animal desde la agonía a la muerte bajo la mirada alegre de un público despiadado. También está por medio otro Decano de la de Económicas, hombre que calcula los dineros públicos que se destinan anualmente a la organización del Toro Alanceado. Y por último, un miembro de ese Patronato que defiende los valores rancios, de efecto nocivo y enjundia infame.Un grupo de seres con valores atrabiliarios, algunos con título cual coraza, otros sólo con lanza de ataque, pero todos fusionados por un rasgo común: despreciar el profundo padecimiento de animales como resultado de una diversión humana.Para terminar, ya planea la sombra del "Torneo-2009" de Tordesillas, y la víctima escogida para la macabra y sanguinolenta verbena es un toro de Victorino Martín, otro que dice amarlos como nadie. Este ganadero, dedicado a la cría y tráfico de animales, expresa su amor a través de su destino fijo: ser martirizados y asesinados. Eso sí, siempre por virtud de la tradición y con el fin de saciar necesidades espirituales de particulares y de colectivos. Vamos, como la Santa Inquisición; la salvación del alma aunque el cuerpo quede reducido a un amasijo de carne lacerada a manos de sus redentores. Por algo en la Página del Patronato califican el Torneo como bien comunal y salud social. Y nos aclara que "el derecho artificial no puede predominar sobre los usos y costumbres tradicionales del Toro de la Vega" y que "la comunidad tordesillana, armada con más de 8.000 lanzas verdaderas, arremetería contra quienes pretendieran acabar con el Toro de la Vega". La amenaza que orgullosa figura en su "Defensa Jurídica del Festejo", seguramente canaliza deseos e intenciones. Menos mal que el genial D. Miguel de Cervantes no puede ver qué están haciendo con su nombre. De haberlo sabido, se quedaba en Miguelito.


Ricardo Muñoz, José Julio Ortega

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dudo mucho que Maslow apoyase la versión que este individuo el sr muelas ha hecho para justificar lo injusificable, en cuyo caso y usando las teorías de este señor yo le diría que siento una necesidad imperiosa de lancearle a él para así llegar a la autorealización, propongo que en un lugar de un toro este año se lancee al Sr Muelas, a ver qué le parece a él.
y por supuesto que hay que mantener los ritos no sé por qué la humanidad dejó el circo romano donde se lanzaban hombres para ser destrozados si era una tradición de la antigua Roma y esta claro según estos personajes que los ritos hay que mantenerlos....
¿se piensan que la gente es tonta? ¿que el ser humano no ha evolucionado?
lo dicho sr muelas y compañía sean lacerados ustedes a ver que les parece....

Anónimo dijo...

Creo, incluso, haber oido que la tradicción era correr a un humano hijo de no quién importante pero que la madre del "corrido" pidió se sustituyese por un animal, eso si, allá por el año la nana.