Artículo de Ignacio Bermúdez de Castro copiado de http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2008/04/11/0003_6723578.htm
Homo homini lupus (El hombre es un lobo para el hombre). Esta célebre expresión, popularizada por el filósofo inglés Hobbes en el siglo XVII, en realidad corresponde a una cita del texto Asinaria, del escritor Plauto, allá por el año 200 antes de Cristo. Después de informarme acerca de que un vecino de una localidad pontevedresa ha sido condenado a ocho meses de prisión por matar a su perro a palos y a hachazos, tras intentar enterrarlo vivo, me pregunto si ambos pensadores no debieron haber completado la frase en el sentido de que el ser humano también puede llegar a ser la peor de las bestias para con los animales. En el juicio, como única excusa, alegó que le ensuciaba el cemento, y que sacrificarlo por medio de un veterinario le costaría 30 euros.
¿Cómo es posible tanta crueldad con el considerado «mejor amigo del hombre»? ¿Dónde está la racionalidad que se nos presume? No se trata de un hecho aislado. El legislador, que actúa en función de lo que las necesidades de la sociedad demandan, redactó en el 2003 el artículo 337 del Código Penal, que recoge penas de prisión y de inhabilitación para el ejercicio de profesión que tenga relación con animales para aquellos que con ensañamiento, e injustificadamente, maltrataren a animales domésticos.
¿Se plantearon alguna vez si la gente que se comporta de forma tan cruel e innecesaria, llegado el caso, no podría significar un peligro para los de su misma especie? A mí no me cabe ninguna duda, sobre todo cuando imagino al cánido, recibiendo cada día con sumo alborozo al que luego resultó ser su verdugo.
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